miércoles, enero 09, 2008

Cambio de Gabinete: buscando recomponer al ánimo societario


El reciente cambio de gabinete es un esfuerzo por recuperar los afectos al interior de la Concertación, que sirva para poder enfrentar con posibilidades de éxito las próximas elecciones municipales, y, especialmente, las presidenciales.

En efecto, al nombrar a Edmundo Pérez Yoma (DC) como ministro del Interior, a Marigen Hornkohl (DC) en Agricultura, y a Hugo Lavados (DC) en Economía, la presidenta Bachelet está haciéndole un tremendo gesto a ese partido, y, en particular a su presidenta, la senadora Soledad Alvear, pues todos esos nombres son cercanos a ella, en un momento en que ese partido necesita ese apoyo para sortear los problemas internos producto del desgarro colorín. Pero, además de eso, el Partido Radical recibió un gesto al obtener un segundo cupo en el gabinete (además del de Justicia) por el nombramiento de Santiago González en Minería. También el PPD fue acariciado al incoporar al presidente de ese partido, Sergio Bitar, a ser el nuevo minsitro de Obras Públicas. El único partido que parecería perjudicado es el partido socialista, pero como ese es el partido de la presidenta, y como quien lo dirige, Camilo Escalona, sabe que el mejor servicio que le puede hacer a su partido es que la Concertación se mantenga en el poder, estuvo dispuesto a apoyar que el PDC fuese reforzado en esta ocasión, y a que el ministro del Interior fuera Pérez Yoma, a pesar de la reticencia de algunos de sus militantes sienten por él, a que los otros partidos se sintieran también apoyados y reforzados en este reajuste ministerial, y a sacrificar mayores cuotas ministeriales ´propias en aras de lo anterior.

De esa manera, los partidos de la Concertación sienten que este cambio de gabinete ha sido hecho pensando en ellos, que la Presidenta acoge sus demandas e intereses, y que de esa manera se cohesiona y fortalece el ánimo societario del conglomerado. Así, el libreto comunicacional que ha insinuado construir el ministro Vidal - un gobierno que ha realizado una gran reforma previsional, que logra acuerdos con la oposición en materias de seguridad y educación y que fortalece la protección social en general - se puede desarrollar sin que permee la imagen de desorden e indecisión gubernamental que se había estado imponiendo, y el gobierno puede intentar hacer aparecer a su segundo tiempo de trabajo como un equipo unido y afiatado que no ha perdido su capacidad de dar gobernabilidad y de conectarse con el electorado con miras a la difícil prueba que enfrentará el 2009.

Sin embargo, ese diseño no se hace sin costos. Sin perjuicio que al ministro Pérez se le reconocen sus cualidades de liderazgo y fuerte carácter, necesarios para enfrentar las dificultades de orden interno y delincuencia que su cartera enfrenta, en los otros casos hay muchas dudas respecto de su capacidad realizadora. El nuevo titular del MOP, Sergio Bitar, ya ha indicado que lo que corresponde en el MOP es sacar las cosas más rápido, lo que anticipa que el esfuerzo de reestructuración del ministerio y de modificación de la forma de abordar los contratos de concesión que estaba abordando el ex ministro Bitrán, sufrirá un retraso o se diluirá. Eso es una lástima, porque se trataba del único intento serio de reforma del Estado abordado en muchos años. El remplazo de Alejandro Ferreiro en la cartera de Economía significa que toda su agenda en relación a las Pymes y al desarrollo del turismo, que tanto le costó construir, también puede desacarrilarse, pues no sabemos cuales serán las prioridades que la presidenta habrña encargado al ministro Lavados. El remplazo en la cartera de Agricultura de un técnico prestigioso por una asistente social con una larga militancia política pero sin antecedentes en el tema, en Minería, de una ministra criticada por su escasa versación en ese sector, por un político con la misma baja versación, y la mantención de la ministra Provoste en Educación, con todas sus limitaciones para desarrollar el sector considerado el más importante para el futuro del país, muestra el escaso interés de la Presidenta por lograr realizaciones en el ámbito sectorial, más allá de su declarado interés por la protección social.

Finalmente, el puntal económico del gabinete, el ministro Velasco, queda con mucho menos apoyo que antes, pues sus colegas de Expansiva, Bitrán y Poniachik, ya no estarán para empatizar con sus posturas, y el nuevo jefe de gabinete ha sido abiertamente crítico de su gestión. Eso le pone obstáculos adicionales a Velasco para poder combatir la inflación, recuperar el crecimiento y mejorar las expectativas, en un momento en que el mundo muestra amenazantes nubarrones, los cuales también se ven en el país. Un ministro Velasco disminuido, que no pueda defender sus posturas con la fuerza con la que lo ha hecho hasta ahora puede ser letal para la confianza de los agentes económicos.

En resumen, un cambio de gabinete que aparece como pensado para resolver problemas políticos, pero carente de vocación realizadora. Un cambio que busca recomponer el ánimo societario en la Concertación, bueno para el corto plazo, pero incierto más allá. Una apuesta riesgosa y que deja varias dudas abiertas.