viernes, julio 28, 2006

Encuesta CEP y Presidenta

Un artículo mío publicado en El Mercurio justo el día anterior a las elecciones presidenciales pasadas (10/12/05), y que los invito a leer, parece tener mucha actualidad luego de la última encuesta CEP. Trata de la compleja relación entre liderazgo y género, plantea la perspectiva evolucionaria para tener elementos que ayudan a entenderla - en una visión que resulta hoy en día políticamente incorrecta - e indica las dudas previas a la elección que el liderazgo de Michele Bachelet plantea.

Recibí por ello tremendas críticas en su momento, como la carta al editor que reproduzco más abajo, y rabia en otras personas, pero dado lo que la evidencia empírica está indicando después de esta encuesta, espero que lo que escribí en esa ocasión se mire ahora con ojos menos sesgados.

Luego de pinchar y leer el artículo de más arriba, pueden continuar con la carta al editor mencionada y que aparece a continuación, publicada en el mismo diario el 13 de Diciembre de 2005, y terminada ella, pueden finalizar con mi respuesta al día subsiguiente, a continuación de la anterior.

Carta al editor el 13/12/05


Mujeres y Presidencia


Señor Director :

En un artículo de opinión, Alvaro Fischer intentó, el día previo a las elecciones, poner en duda la capacidad de Michelle Bachelet de liderar una nación por el hecho de ser mujer. Según él, las mujeres carecerían de cuatro requisitos básicos: capacidad de tomar riesgos, asertividad, ambición y la propensión natural a dirigir. Resulta trivial su manera de concebir el liderazgo, cuando los estudios académicos demuestran que éste permanece todavía como un concepto bastante elusivo. Por otra parte, su percepción evidencia cómo el liderazgo en sí mismo es un concepto sesgado por el género: lo masculino permea nuestra comprensión del liderazgo político y ello, está claro en su artículo, tiene implicaciones para las posibilidades y límites que enfrentan las mujeres que obtienen posiciones de liderazgo y la forma en que han llegado a las mismas.

No queremos discutir aquí si de verdad son esas las características que se necesitan para dirigir una empresa o un país. Lo que queremos aclarar es que ellas no son propias de un género y ejemplos sobran.

Las tendencias generales no explican fortalezas individuales, ni siquiera las estadísticas incluidas en el polémico libro de Kingsley Browne.

A medida que se han abierto espacios para la mujer, y antes que ello ocurriera, son miles las que demostraron tener con creces estas cuatro características para bien y para mal.

Varios ejemplos en el mundo demuestran que las mujeres pueden liderar un país con éxito, más allá de los ejemplos que él coloca. Chile siempre usa a Irlanda, Noruega, Polonia, Canadá y Nueva Zelandia como sus ejemplos de futuro, como el lugar donde queremos llegar. Mujeres como jefas de estado llevaron a esos países al lugar donde hoy están.

¿Excepciones a la ley natural?, ¿seres contraevolutivos? Parece más natural creer que las mujeres han evolucionado.

Y esto no corre sólo para las mujeres líderes y reconocidas: ¿existe otro hombre chileno, aparte de Fischer, que crea que las mujeres no tienen una tendencia natural a mandar?

Nos parece mas natural y “evolucionado” juzgar a los candidatos por sus capacidades personales, y no creer que junto con sus zapatos celestes venía un paquete de características predeterminadas para gobernar un país.

Pocos líderes, sean hombres o mujeres, son considerados “grandes”. Las circunstancias en las que la mayoría de las mujeres llegan al poder indican que logran superar barreras impuestas y superar los prejuicios. Una mujer en el poder es inusual. Sólo cuando el que una mujer llegue al poder sea algo normal, se podrá analizar de manera ponderada y adecuada su actuación.

Carmen López Moure
Christine Cervenak
Ma.de los Angeles Fernández

Carta de respuesta mía el 15/12/05

Sr. Director:

En la carta publicada en ese diario, que rebate mi artículo “Liderazgo Femenino y Presidencia”, mis 3 distinguidas contradictoras, probablemente sesgadas por su propia visión de lo que creen es la mía, me adjudican juicios que no he emitido. No puse en duda el liderazgo de Bachelet “por el hecho de ser mujer”, ni dije que las mujeres “carecerían de cuatro requisitos básicos: capacidad de tomar riesgos, asertividad, ambición y propensión natural a dirigir”.

Sí dije que esas características son menos prevalentes en las mujeres que en los hombres, por razones evolucionarias y no culturales. Además dije que por eso, y por su trayectoria, era natural cuestionar (no negar) que Michelle Bachelet las poseyera, y que además ese cuestionamiento era legítimo, especialmente porque si llegaba a ser Presidenta, las necesitaría para tener éxito.

Ellas dicen que, siguiendo mi argumentación, los ejemplos de mujeres que han liderado países serían “excepciones a la ley natural”, “seres contraevolutivos”. Ese razonamiento no es correcto. Sería como decir que dado que la estatura promedio de los hombres es mayor que la de las mujeres, no podría haber mujeres más altas que hombres. Explícitamente di 3 ejemplos de casos de liderazgo exitoso de mujeres en política, (Gandhi, Meir y Thatcher), y podría dar muchos más en la empresa.

Comparto con ellas que sería interesante averiguar si es posible un liderazgo exitoso en política sólo con las cualidades que son más prevalentes en las mujeres – empatía, inclusión, acogimiento y horizontalidad, entre varias otras - y sin los otros rasgos tradicionales del liderazgo. Mi sospecha es que para liderar, los rasgos femeninos citados son valiosos pero no suficientes, complementan, pero no forman parte esencial del liderazgo. Más aún, si eso es correcto, se podría decir que las mujeres que, además de poseer los atributos tradicionales del liderazgo, participen también de aquellos que se dan con mayor probabilidad en su género, serían excepcionales líderes, como las ya mencionadas.

Finalmente, a la pregunta retórica (e irónica) de si habrá otro hombre, aparte de mí, que piense que las mujeres no tienen una natural tendencia a “mandar”, puedo tranquilizarlas. No sólo no debe haber, sino que yo tampoco pienso eso. Sólo participo de la idea (con fundamento científico) que, en promedio, hay menos mujeres que hombres con tendencia natural a “dirigir” o “liderar”, que me parece que no es lo mismo.

viernes, julio 21, 2006

el ave lira y su canto cultural



En general los pájaros emiten cantos de manera instintiva, es decir, que la información para hacer hacerlo está de alguna manera guardada en su código genético, específico de cada especie. Esa información fue seleccionada a través de las generaciones, porque sirvió al proceso de supervivencia y reproducción de ellas, como el canto para aparearse, para alertar a otros de peligros, etc. El hecho que el ave lira sea capaz de imitar sonidos que no existían cuando ese código genético fue seleccionado - por ejemplo, el ruido de una motosierra, como lo muestra este video -, significa que posee los elementos constituyentes de la capacidad para crear cultura, o sea, de manejar información que no se traspasa genéticamente, sino por imitación, aprendizaje o enseñanaza. Esa es una capacidad que muy pocos animales tiene de manera clara, y que los humanos despliegan con particular brillo, a través de sus teorías científicas, códigos legales, morales y penales, obras de arte, creencias religiosas, tecnologías, literatura, etc.

O quizás, en el caso del ave lira, todo esto siga siendo un mecanismo instintivo, también adquirido evolucionariamente, que le indica que haga un "copy" de todo lo que escucha, porque de alguna manera ello le sirvió para sobrevivir y reproducirse. Su capacidad de imitación es, en cualquier caso, fantástica.

América Latina: una espina y una esperanza.

Cuando uno piensa en América Latina, surgen a la mente imágenes de una región caracterizada por sus permanentes promesas de progreso y desarrollo incumplidas, de esfuerzos democráticos frustrados por reversiones autoritarias, en donde la retórica latinoamericanista de apoyo y colaboración mutua abunda, pero donde la práctica diaria permanentemente la desmiente. (Para ilustrarlo, basta ver la situación energética latinoamericana, con abundancia de productores y consumidores, pero sin que el flujo interpaíses que satisfaga esas demandas se produzca: Bolivia no le vende "ni una molécula de gas" a Chile por su disputa marítima , Argentina no cumple sus contratos con Chile, a pesar de su alianza estratégica con éste, Brasil le paga un precio muy por debajo del valor de mercado a Bolivia por su gas, como si mereciera ser subsidiado por un país con las dificultades económicas de Bolivia, Perú está pensando vender su gas a México, entre muchos otros ejemplos).

Asimismo, este es un continente donde sus líderes se preocupan más de reelegirse que de establecer instituciones que conduzcan al progreso. En resumen, América Latina transita una especie de permanente mediocridad, con avances lentos y discontinuados, y, por lo tanto, con poblaciones frustradas, que manifiestan una creciente desconfianza hacias los políticos tradicionales.

Ultimamente, esta especie de caos institucional, esta obsesión por elegir caminos de desarrollo alternativos a los que probadamente han funcionado en el primer mundo y en los países que lo han alcanzado en el último tiempo, de insistir en los liderazgos personalistas, que no construyen institucionalidad sino más bien arbitrariedad autoritaria, toma cuerpo en los gobiernos de Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia y Kirchner en Argentina. Todos ellos usan una retórica de mediados del siglo pasado para transmitir sus ideas de desarrollo, con actuaciones que son crecientemente más personalistas. (En rigor, Morales todavía tiene algo de tiempo en el que se le puede otorgar algo del beneficio de la duda).

En ese poco halagüeño escenario surge, por primera vez en mucho tiempo, una visión más optimista. En efecto, en Perú fue elegido Alan García, quien hace 20 años hubiese sido un ejemplo de los malos hábitos recién mencionados, pero que en esta ocasión, quizás porque ya está peinando algunas canas en las sienes, parece haber comprendido cual es la estrategia correcta para el desarrollo, que él la resumió diciendo que quiere copiarle a Chile, que quiere competir con Chile y que quiere ganarle a Chile. Es la primera vez que un gobernante de izquierda en Latino América afirma explícitamente que el modelo chileno es el correcto, lo que no es un hecho menor.

Pero, ¿cuál es ese modelo? Ese modelo no es más que el fundado en una democracia representativa, apoyado en una economía de mercado abierta al mundo, inserta en una economía globalizada, comerciando con todos y no protegiéndose de todos, construyendo instituciones impersonales que fortalecen las libertades individuales y armando redes de protección para los ciudadanos más desvalidos. Esto significa abandonar el proteccionismo brasileño o argentino, el personalismo y autoritarismo chavista, la estatización boliviana, o el fallido experimento socialista castrista.

El hecho que García se haya sumado a ese esfuerzo chileno - que ya lleva más de 15 años de trabajo en democracia, pero 30 años de esfuerzo económico contando las reformas económicas ocurridas durante el gobierno militar -, que la Colombia de Uribe también transite ese camino, que El Salvador esté una siguiendo una senda similar, y que el México de Calderón es partidario de esa misma vía, comienza a perfilar un cuadro distinto en América Latina. Surge un sector, el extremo occidental de América Latina, constituida por Chile, Perú, Colombia, El Salvador y México, que estaría adscribiendo a las reglas modernas para lograr el desarrollo y que no por casualidad, es el sector que mira al Asia Pacífico.

Así mirado, pareciera que una espina se hubiese clavado en América Latina desde el norte, que nace en Cuba y que de allí se incrusta en Venezuela y llega hasta el corazón del continente en Bolivia, dividiéndolo en 3 partes. La occidental, recién mencionada, que estaría siguiendo la senda correcta; la central, con Cuba, Venezuela y Bolivia, que está herida por esta espina y gobernada por una izquierda que podríamos caracterizar como populista, y la oriental, con Brasil y Argentina, gobernada por una izquierda que podríamos calificar de proteccionista.

Si Chile y Perú siguen por el camino de crecimiento de los últimos años, y México logra salir de su letargo foxista, luego de recuperar la democracia, es posible que finalmente América Latina como un todo tenga un modelo al que puedan adherir el resto de los países de la región, y comenzar a transformarse en un continente que comience a cumplir las promesas que muchos le auguraban el el siglo XIX. Es muy temprano para saberlo, pero es al menos una esperanza, luego de tantos años de frustración.

miércoles, julio 19, 2006

Saludo Inicial

Hoy día, 19 de Julio de 2006, inauguro mi blog, con la ayuda de mi coach, Gabriel Bunster.