miércoles, agosto 30, 2006

¡¡¿Qué le pasa a Escalona?!!

Camilo Escalona es un senador socialista chileno, presidente de su partido, y que se ha caracterizado por ser un político responsable, que da gran importancia a la gobernabilidad - él fue quien dijo, después de la elección presidencial que había ungido a Michelle Bachelet como primera Presdienta de la República y que había dejado dañada a la DC, "tenemos que hacer todos los gestos que sean necesarios para mantener a la DC en la Concertación" - fue él quien, a pesar de su pasado en el PAIS, conglomerado transitorio de izquierda fuera de la Concertación, había estado de acuerdo con el balance estructural de Eyzaguirre, algo difícil para su origen ideológico, y que, en fin, se había propuesto apoyar a Bachelet y dar sustento a su gobierno.

Sin embargo, en estos últimos días, su retórica ha cambiado radicalmente: ha criticado con duros epítetos a Allamand por defender la inconstitucionalidad del cambio de la definición de empresa ante el Tribunal Cosntitucional (TC), ha dicho que eso debe haber puesto muy feliz a todos "chupasangre" de este país, que Allamand debería actuar en la teleserie "Los Descarados" por apoyar la ley de subcontratación pero oponerse al cambio de la definición de empresa, y ha dicho que el TC se ha constituido en un poder fáctico que pretende actuar en contra de los deseos de la mayoría parlamentaria, es decir, de la mayoría de la población.

Ese lenguaje le hace mal al país, porque fue ese tipo de lenguaje que condujo a la radicalización de la política y de las posiciones, y él lo sabe; también sabe, porque es una persona inteligente, que maneja bien la retórica, que sus argumentos no se sostienen. Entonces, ¿por qué lo hace?

Yo creo que hay dos razones: la primera, porque él debe estar necesitando apoyo en las bases socialistas - y eso puede ser transitoriamente más importante que la gobernabilidad amenazada -, y a esas bases ese lenguaje le encanta. Por eso, no ha querido desdecirse, y ha reiterado todos y cada uno de sus dichos. En efecto, a los socialistas de viejo cuño el vocabulario actual les debe parecer de mal gusto. Ahora se habla de emprendedores, cuando realmente debería hablarse de chupasangres, según ellos; ahora se dice, luego de la última reforma, que la constitución se ha legitimado, en circunstancias que debería decirse que sigue teniendo "enclaves autoritarios" como el TC. Además, él (Escalona) debe apoyar a Bachelet en su decisión en contra del puente sobre el canal de Chacao, y simultáneamente es senador por la X Región, de modo que de alguna manera tiene que encontrar una manera de desmarcarse de ese exceso de prudencia financiera, que más parece de derecha que de socialista para las bases.

La segunda razón, pienso yo, es que ese lenguaje a Escalona le resulta natural. El siempre ha sido apasionado en su retórica. En ella se formó, y ese ha sido su estilo. Hace un par de meses, cuando vino Fukuyama a Chile, él estaba en un panel comentando su exposición. Su lenguaje fue agresivo, exaltado, poco riguroso, y por lo tanto, extraño para mí, que había aprendido a admirar su prudencia y responsabilidad política. Pensé en ese momento, que quizás ese era estilo natural de Escalona, como el que ocupaba en un programa de televisión en que se enfrentaba a Hermógenes, y que, además, esos comentarios estaban siendo recogido por la prensa, y no se podía permitir comentarios académicos sin filo y son énfasis. Pensé que su prudencia y responsabilidad correspondían a un esfuerzo que hacía por realismo político, aprendido luego de la Unidad Popular, su paso por Alemania Oriental y sus reflexiones en el exilio.

Si ello es así, es posible que Escalona vuelva a la normalidad, una vez logrado el posicionamiento que busca en sus bases. Si no, habrá que buscar otras razones para explicar su comportamiento.

Recuerdo que cuando yo era estudiante secundario, no consideraba aceptable que se criticara el discurso de otras personas en términos de sus motivaciones psciológicas - como lo estoy haciendo ahora con Escalona - y no por el mérito del contenido de sus dichos. Pero, en ese tiempo no había destinado tanto tiempo a pensar en los orígenes evolucionarios de nuestras disposiciones conductuales como ahora, y ello me permite afirmar que esa manera de analizar lo que la gente dice, no sólo es válido, sino que muchas veces es más válido que analizar el rigor de su argumentación.

domingo, agosto 27, 2006

Biotecnología: algunas reflexiones más allá de la bioética

La Fundación para las Ciencias de la Vida que preside Bernardita Méndez y en la que también participa su esposo, el Dr. Pablo Valenzuela, Premio Nacional de Ciencias, invitó a un grupo de personas a un Taller que se extendía durante tres días seguidos, con sesiones de 4 horas cada día - totalizando 12 en total - para hacer experimentos en biotecnología y discutir sus alcances e importancia para el desarrollo eocnómico del país. Tuve la suerte de ser uno de los invitados. En él usamos "tijeras moleculares" para cortar moléculas de ADN, introdujimos un gen de medusa al ADN de una bacteria y de una célula humana, utilizando un plasmidio como vehículo, aprovechamos la llamada reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para multiplicar un gen humano hasta producir 34 millones de sus copias con el objeto de poder secuenciarlo y averguar qué gen era (resultó ser el que sintetiza la hemoglobina) y además discutimos respecto de la importancia de esas técnicas en el desarrollo económico, en especial, el de Chile.

A pesar que los problmas éticos involucrados en su uso - la manipulación genética de organismos vivos, la clonación de seres humanos, la criopreservación de embriones, el uso de células madre para la reposición de órganos dañados y otros que ocupan el debate público en Chile y en otros países - ese no fue la tónica del encuentro. Más bien estuvimos ocupados de usar nuestras manos para desarrollar las técnicas biotecnológicas y entender sus posibles aplicaciones en los campos menos cuestionados, como las vacunas o la producción de alimentos que utilizan menos pesticidas como producto de la manipulación genética. Nos pudimos dar cuenta que, como ocurre con todas las tecnologías, toda la complejidad científica asociada, se reduce - cuando se llega a las aplicaciones tecnológicas - a sencillas operaciones que pueden ser sistematizadas en procesos productivos industriales, cuyos productos finales son valorados por el público, y, por lo tanto, generan actividades económicas apropiables por el sector privado y riqueza en la sociedad.

Pero, simultáneamente con la rutinización de las técnicas y la aparente desdramatización del conocimiento involucrado en ellas, ninguno de los presentes pudimos abstraernos a la maravilla del diseño que estábamos observando. La perfección del traspaso de información, la robustez con que esa información se almacena, la sofisticación de todo el mecanismo celular y los procesos que ello activa en un organismo complejo como un ser humano, compuesto de miles de millones de células, todas operando bajo el mismo principio, no pudo menos que asombrarnos.

Sin embargo, ese asombro se traduce en dos tipos de reacciones: la primera, pensar que ello no puede deberse sino al diseño de un ser superior que armó todo eso, puesto que nuestra mente no es capaz de comprender que ello haya sido posible de lograr de otra manera; la segunda, que ello, a pesar de todo, sigue siendo el resultado de la acumulación de diseño a través de miles de millones de años por medio de un mecanismo que Darwin llamó selección natural. La primera reacción nos conduce a una visión religiosa de la vida y la segunda a una visión naturalista de ella. Darwin tuvo tremendos conflictos interiores, pues se daba cuenta de las implicancias de su teoría y él había sido toda su vida un hombre creyente así como su mujer, que lo era aún más, y ambos formaban parte de la sociedad aristocrática de la Inglaterra victoriana. Ese conflicto impidió que se decidiera a avanzar con más audacia en las conclusiones a las que su teoría conducía, y prefirió no escudriñar de manera muy acuciosa en lo que ello significaba para los seres humanos.

Sin embargo, luego de casi 150 años de haberse publicado "El Origen de las Especies" y casi 200 del nacimiento de Darwin, su visión ha seguido imponiéndose con aplastante persistencia en el cuerpo de conocimientos científicos universalmente aceptados, y ha dado lugar, en los últimos 40 años, y particularmente en los últimos 20, a una explosión de conexiones entre distintas disciplinas - la psicología, la antropología, la sociología, y la política, entre otras - que han adoptado la perspectiva evolucionaria para entender los fenómenos que estudian. Algunas de esas ideas y conexiones he tratado de presnetar en estos comentarios, y espero seguir haciéndolos en el futuro.

De todas formas, el hecho que que la maravilla de la vida sea el resultado de la aplicación persistente de un mecanismo ciego, "sin un propósito que lo guíe ni un cerebro central que lo organice", como describe el filósofo Dennett a la selección natural, no la hace menos maravillosa ni signfica que debamos dejar de asombrarnos. Por el contrario, eso la hace, a mis ojos, al menos, aún más maravillosa y asombrosa.

miércoles, agosto 23, 2006

La Abadía de Fontevraud y el "meme" religioso

La Abadía de Fontevraud se encuentra cerca de Saumur, en el valle del río Loira. Es una zona campestre, bucólica y relativamente aislada. La Abadía es un complejo de varias construcciones y jardines, que incluyen una iglesia, un claustro, diversos salones, varias habitaciones, cocinas y otros recintos para albergar a muchas personas. Data del siglo XII, y contó para su construcción con la generosa contribución de la familia de Anjou, y además con la del rey Enrique II Plantagenet (rey de Inglaterra) y su esposa Eleonor de Aquitania. Ambos están enterrados en la iglesia de la Abadía y las estatuas yacientes de sus tumbas, junto a las de su hijo Ricardo Corazón de León y su esposa Isabelle de Angouleme, son una de las atracciones de lugar. Eleonor, ya viuda, pasó sus últimos años en la Abadía, donde murió y fue enterrada. Su notable historia - nacida en Poitiers, casada con el futuro Luis VII rey de Francia, heredera de los dominios de Aquitania en el suroeste de Francia, divorciada de éste y luego casada con Enrique II, rey de Inglaterra y madre de Ricardo y de Juan sin Tierra - hacen de la Abadía, de por sí, un lugar mágico.

Durante nuestra visita estaba presentándose en un amplio salón del segundo piso una muestra fotográfica de las más importantes abadías del mundo. Todos edificios imponentes, ubicados en lugares aislados y privilegiados, mudos testigos del tremendo esfuerzo que hubo de desplegarse para construirlos, y cuya sola presencia trasladaba nuestra imaginación varios siglos hacia atrás, pensando en lo que ocurriría en las mentes de quienes las idearon, proyectaron, financiaron y construyeron. Ahí estaban Mont-Saint Michel, el monasterio de San Simeón en Egipto, la Abadía de Westminster en Inglaterra, la de Noirlac junto al río Cher, entre muchos otros, pero también fotografías de Al Deir en Petra, Wat Phra Doi Suthep en Tailandia, Erdene Zuu en Mongolia y Kizhi Pogost en Carelia, Rusia. ¿Qué potencia tienen las ideas religiosas para que tantas voluntades se unan para construir esas abadías o monasterios, poner los recursos necesarios para ello, pero, por sobre todo, para habitarlas? ¿Qué fuerza interior generan las creencias religiosas capaces de desatar tal energía en las personas para que instalen esas abadías en lugares tan apartados, muchos de ellos inaccesibles y tantas personas hayan querido vivir ahí a pesar de todo?

Richard Dawkins, el biólogo evolucionario británico, así como Charles Boyer, antropólogo evolucionario francés ("Religion Explained") dirían que ello se debe a que las creencias religiosas, esto es, la creencia en seres sobrenaturales con especiales características, tienen una capacidad asombrosa para "infectar" nuestro cerebro. Esa es la capacidad para pasar de una mente a otra. Se trata de información "cultural", o sea, información que no está encriptada en nuestros genes - como lo está nuestra capacidad para aprender a hablar, para ver en tres dimensiones o para generar la aparición del deseo sexual durante la pubertad -, y que, por lo tanto, es transmitida por aprendizaje, imitación o enseñanza. Dawkins llama a los elementos más esenciales de información cultural "memes" porque su pronunciación en inglés rima con "genes". Estos memes son los que componen las normas morales, legales y penales, las teorías científicas, las obras de arte, las tecnologías, las herramientas y todas las demás obras humanas. Boyer opina que el meme religioso tiene ciertas particularidades que lo hacen que sea muy "infeccioso". Opina que las ideas religiosas activan toda la maquinaria inferencial de nuestra mente, particularmente aquella que desata nuestras emociones, nuestros sentimientos morales y nuestros lazos de cooperación con otros.

En efecto, nuestra mente está siempre dispuesta a adjudicar "agencia" a los eventos que observa, o sea, siempre está dispuesta a suponer que éstos suceden por alguna intención, y las creencias religiosas hacen justamente eso, adjudican agencia o intención a seres sobrenaturales. Además, las ideas religiosas "enganchan" bien con nuestros sentimientos morales, tienen que ver con ellos y nuestras reacciones morales a diversos eventos. Asimismo, las ideas religiosas activan nuestros mecanismos de psicología coalicional - ellos o nosotros - base fundamental de nuestro desarrollo como comunidades y de la distinción amigo-enemigo, necesaria para la sobrevivencia. También, las creencias religiosas incluyen normalmente a los muertos como agentes especiales, lo que gatilla en nuestra mente categorías ontológicas conocidas - las personas - en que uno de sus atributos - el esatr vivos - ha sido violado, y eso es lo transforma en un agente especialmente "saliente" para la mente. Finalmente, las creencias religiosas incluyen ritaules y una separación entre lo puro y lo poluído, que tiene especial afinidad con nuestros sistemas inferenciales. Boyer dice que todas estas caraterísticas de las creencias religiosas hacen que la mente se sienta muy cómoda con ellas, y por lo tanto, dice que las creencias religiosas encuentran en la mente humana un lugar particularmente fértil donde desarrollarse. La persistencia de las creencias religiosas, de cualquier creencia religiosa, se explica, dice Boyer, porque la mente es el mejor caldo de cultivo que alguien pudiese imaginar para ellas.

No resulta tan extraño entonces, cuando uno vista Fontevraud, explicarse que haya habido el grado de religiosidad entre sus habitantes en los siglos XII, XIII o XIV, que estuvieron dispuestos a sufrir el frío del invierno, las dificultades de comunciación con otras regiones, las enfermedades y demás dificultades de una vida aislada del resto del mundo, y todo por mantener vivas sus creencias religiosas. La fuerza del "meme" religioso es una de las cosas que Europa nos recuerda a cada paso, y eso nos lleva a meditar de manera sistemática en el origen evolucionario de las creencias religiosas. Les recomiendo el libro de Boyer ("Religion Explained, The Evolutionary Origins of Religious Thought", Basic Books, 2001)

sábado, agosto 05, 2006

Idioma y Genero

El vuelo entre Madrid y Paris es corto y sobrevuela Europa, de modo que es agradable observar el terreno desde la altura, en especial la salida y llegada a las ciudades. Eso, a menos que uno esté sentado en el asiento del pasillo, como me ocurría a mí en este vuelo Iberia, en cuyo caso uno debe contentarse con observar los pasajeros de a bordo o las revistas que ofrece el bolsillo del asiento que está frente a uno. En esta ocasión preferí la lectura de un artículo sobre la situación en Líbano de un Economist que traía conmigo. En eso estaba cuando sonó el timbre que indica un próximo anuncio desde la cabina y alcanzo a escuchar " …. la comandate de la nave ..". Aguzo el oído para seguir el resto de su explicación, lo que me permite constatar - no sin alguna dificultad, pues su voz es más grave que lo normal - que efectivamente se trata de una comandante mujer. Es la primera vez que me toca una, pienso para mis adentros, mientras ella completa su descripción del plan de vuelo. A continuación, comienza el mismo ejercicio, pero esta vez en inglés. A esas alturas había dejado la discusión personal sobre el Medio Oriente con The Economist y me encontraba absorto reflexionando sobre este hallazgo. La comandante comienza a decir "This is the captain speaking …." y caigo en cuenta que si no es porque ya sabía que era mujer, no me hubiese dado cuenta de inmediato, (por el tono algo ronco de su voz), y probablemente me hubiese demorado en averiguarlo luego de alguna confusión inicial. Qué curioso, pienso, en inglés no hubiese sido posible distinguir por las palabras ocupadas el género del que habla co,o en castellano, a menos que luego el contexto permita averiguarlo, o porque el timbre de voz del hablante lo delate. Bueno, en inglés también puede ocurrir que se utilice la palabra "man" o "men" para referirse a "ser" o "seres humanos" y no porque se esté refiriendo al género masculino únicamente. Pero eso no corresponde a una ambigüedad del idioma, sino a la tendencia a masculinizar las palabras cuando se quiere denotar a una persona en general, y no a una de un sexo particular.

Este fenómeno ya lo había experimentado en carne propia cuando escribí el libro "Evolución … el nuevo paradigma" (Universitaria, 2001), pues muchas veces debí usar la expresión "las personas" o "los seres humanos" o "los individuos" en vez de "el hombre" como cuando uno dice "el hombre ha tenido, a través de la historia…", y lo hice ex profeso, buscando palabras que fuesen neutras y no denotaran un género o sexo en particular. El celo que tuve para no perder la neutralidad sexual lexicográfica, cuando efectivamente me estaba refiriendo a cualquiera de los dos sexos y no a uno en particular, lo mantuve en todo el libro, y no por razones de corrección política – el libro contiene un capítulo completo dedicado a las diferencias evolucionarías entre hombres y mujeres y he escrito bastante al respecto, ganándome no pocos enojos y molestias – sino por precisión de lenguaje. Sólo cuando se hace necesario hacer la diferencia entre hombre y mujer, me parece correcto utilizar las palabras que denotan a uno u otro.

Quien ha hecho un esfuerzo interesante en ese sentido es el filósofo Jesús Mosterín, pues en sus libros ha acuñado las expresión "humanes" para referirse a los seres humanos (humán en singular), que es una palabra neutra desde el punto de vista del género, y que además le permite distinguir a esa especie de otras especies animales, como cuando dice "los primates no humanes", por ejemplo. Los humanes equivaldría a hablar de los chimpacés o las ballenas. Creo que el ejemplo de Jesús debe ser seguido, y, repito, no por resultar políticamente correcto, sino porque es un lenguaje más preciso.

Aunque es posible que algunos quieran explicar esta asimetría en los idiomas para referirse a los géneros mediante complejas teorías sociológicas - y así enfrascarse en interminables discusiones de diversa índole, que más bien denotan la molestia con ese estado de cosas de quien las inicia que un verdadero afán científico para explicarlas -, creo que es preferible corregir esa situación, eligiendo un lenguaje más preciso, como la ha hecho Mosterín, que comenzar una batalla de géneros ¿no crees tú?.

viernes, agosto 04, 2006

Desde Barajas: Progreso y Biología

Estoy en Barajas, de paso a Francia. Llegamos al terminal T4, que es el terminal nuevo, inaugurando a principios de este año, constituido por un terminal principal y uno satélite. El T4 es el terminal de Iberia y One World y el antiguo edifico que alberga a los terminales T1, T2 y T3 sirve a las otras compañías.

Resulta impresionante comprobar, una vez más, el avance de España, que se ve reflejado en la arquitectura, materiales de construcción, tecnologías de iluminación, modernidad de las mangas, ahora transparentes, junto a una transparencia general del edificio, de este nuevo terminal.

Eso lo hace reflexionar a uno respecto de este continuo esfuerzo por "mejorar" que tiene los seres humanos. ¿Por qué no somos como los leones, que una vez conseguida la comida, se echan a dormir, pues se dan por satisfechos? ¿Qué hace que los seres humanos no se contenten con las necesidades básicas, y se dejen llevar por esta carrera desenfrenada que conduce a esta mayor complejización de nuestras sociedades, a trabajar de manera persistente, en faenas cada vez más complejas, en organizaciones que funcionan en redes cada vez más intrincadas?

Nuevamente, la perspectiva evolucionaria nos sirve para entenderlo. Ello, porque uno de las disposiciones conductuales básicas de las personas es el apareamiento. Sin ella, no habría reproducción, y sin reproducción no habrían seres humanos sobre los cuales estamos hablando. Pero el apareamiento requiere hacer elecciones de pareja, tanto por parte de los hombres como por las mujeres. Como ellas controlan las opciones reproductivas, porque el recurso escaso es la inversión maternal requerida en los tiempos ancestrales para poder transformar exitosamente a un óvulo en un ser humano capaz de reproducirse (fecundación, embarazo, parto, lactancia y otros cuidados versus el coito y algo más de los hombres) son los hombres los que aprendieron evolutivamente (es decir, que quedó encriptado en sus genes, a través de las hormonas masculinas) a competir entre ellos por acceso a las mujeres. Es interesante notar que en aquellas especies, que por razones de su biología, es el macho el que realiza una inversión parental mayor que la hembra (algunos peces, pulpos y caballitos de mar) es la hembra la que compite con otras hembras por acceso a los machos. Es decir, este no es unprincipio machista, sino que el sexo que destina más esfuerzo a la inversión parental es acosado por el que destina menos. Hay más demanda por los recursos escasos (la inversión parental intensiva) que por los recursos abundantes (la disposición a tener relaciones sexuales de los hombres, por ej.)

Lo anterior permite entender que esta competencia entre hombres por acceso a las mujeres se tradujo en una competencia por estatus (dado por la riqueza, posición jerárquica en la comunidad o rango social de éste), pues ese factor resulta atractivo a las mujeres, quienes de esa manera aseguraban una mejor opción de sobreviviencia a su prole. Esa disposición conductual de las mujeres también ha sido seleccionada evolucionariamente, es decir, aquellas que sus genes las inducían a sentirse atraidas por personajes de mayor estatus tuvieron más éxito reproductivo que quienes no sentían esa atracción (todo en los tiempos ancestrales en que esas disposiciones conductuales se seleccionaron), y no corresponde a un cálculo frío y racional de las féminas (aunque a veces puede serlo).

Esta competencia de los hombres por estatus, que hoy se manifiesta en el automóvil que se maneja, el barrio donde se vive, la ropa que se utiliza, pero también, la literatura que lee, los concimientos que tiene, lo sofisticado de sus gustos, sus talentos musicales, artísticos o científicos, etc., hace que no les sea posible a los hombres escapar a esta carrera permanente por "progresar". En realidad, ese es el combustible que nos ha llevado desde el Neolítico a la sociedad del Conocimiento, es esa es una de las fuerzas constituyentes más importantes que definen nuestro comportamiento. Es ese vector el que está detrás de la modernidad, sofisticación y tecnología del nuevo terminal T4 del aeropuerto de Barajas.

Delideradamente he puesto las palabras "mejorar" y "progresar" entre comillas, porque el hecho que sigamos ese camino sin retorno, no necesariamente significa un juicio de valor respecto de lo moderno relativo a lo pasado. Sólo indica que nuestras disposiciones conductuales fundamentales nos llevan en esa dirección, y que el seleccionador que dirige a ese vector, es uno que a nosotros nos parece que fuera el progreso o la mejoría, pero que para otros, o para quienes hacen reflexiones más profundas, les podría parecer lo contrario.

Espero seguir comentando desde Francia.

martes, agosto 01, 2006

Fidel Castro: ¿Abrupto final o ensayo general?

Estuve en La Habana a comienzos de año, como parte de una visita turística a esa ciudad y con el natural interés de conocer más de cerca el experimento de Fidel antes que éste desapareciera de escena. Tuve suerte, porque justo me tocaron los días en que él se refirió, en una entrevista de televisión y con la extensión que le es habitual, a los problemas de energía de la isla. No es común verlo en una transmisión en vivo y en directo hablándole de temas no políticos a sus compatriotas. Allí me di cuenta que Fidel no es sólo el jefe de Estado, jefe de gobierno y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, sino que además es el padre de los cubanos, su profesor, su líder, alguien en quien sienten pueden confiar su destino y en quien pueden delegar las decisiones que definen sus vidas. Fidel es casi todo para los cubanos y verlo hablar en televisión pareció ratificarlo.

Por eso, el anuncio que hizo su secretario privado, que había transferido transitoriamente el poder a su hermano Raúl, y a un triunvirato formado por el vicepresidente Carlos Lage, el canciller Felipe Pérez Roque y el presidente del Banco Central Francisco Soberón, me parece que debe haber sido una tremenda noticia en la isla y debe haber impactado fuertemente a sus habitantes. Aún no sabemos cuál es la exacta naturaleza de sus dolencias y cómo eso se traduce en lo que ocurrirá en el futuro cercano, pero podemos especular.

Algunos han dicho que esto sólo puede significar una enfermedad grave y que se acerca el fin de sus días; de otra forma, argumentan, no se comprende que haya dado este paso, sobre todo si se considera la manera como ha disfrutado concentrando el poder durante 47 años. ¿Por qué habría de soltarlo si no se trata de algo extremadamente grave?

Sin embargo, a mí me parece que se trata más bien de un ensayo general del futuro traspaso de poder cuando efectivamente muera o esté incapacitado para seguir. Tengo la impresión que es cierto que ha debido someterse a una intervención quirúrgica, no de tremenda importancia, aunque siempre delicada a su edad, que por ello sus médicos le han recomendado un reposo prolongado de algunas semanas, y que él ha considerado que esta es una buena ocasión - además de una buena excusa - para probar cómo funciona la estructura que él había pensado como continuadora de su obra. Alejarse de la primera línea y observar cómo se desenvuelve su hermano Raúl y el triunvirato que lo acompaña, ver la dinámica que se produce, captar cómo reacciona el pueblo, debe parecerle un experimento adecuado para probar todo el sistema e incluso introducirle algunos ajustes. Por supuesto que todo esto debe hacerlo pensando que su revolución le sobrevivirá por mucho tiempo después de su muerte, porque, si no, ¿para qué tomarse toda esta molestia?

En los próximos días y semanas sabremos qué dirección toma este proceso. De todas formas, será muy interesante seguirlo de cerca, porque, independiente de la simpatía o antipatía pólítica que Fidel despierta, se trata de un personaje complejo e influyente, cuyas reflexiones finales nos servirán para comprenderlo mejor y aprender algo más de la naturaleza humana.