miércoles, agosto 23, 2006

La Abadía de Fontevraud y el "meme" religioso

La Abadía de Fontevraud se encuentra cerca de Saumur, en el valle del río Loira. Es una zona campestre, bucólica y relativamente aislada. La Abadía es un complejo de varias construcciones y jardines, que incluyen una iglesia, un claustro, diversos salones, varias habitaciones, cocinas y otros recintos para albergar a muchas personas. Data del siglo XII, y contó para su construcción con la generosa contribución de la familia de Anjou, y además con la del rey Enrique II Plantagenet (rey de Inglaterra) y su esposa Eleonor de Aquitania. Ambos están enterrados en la iglesia de la Abadía y las estatuas yacientes de sus tumbas, junto a las de su hijo Ricardo Corazón de León y su esposa Isabelle de Angouleme, son una de las atracciones de lugar. Eleonor, ya viuda, pasó sus últimos años en la Abadía, donde murió y fue enterrada. Su notable historia - nacida en Poitiers, casada con el futuro Luis VII rey de Francia, heredera de los dominios de Aquitania en el suroeste de Francia, divorciada de éste y luego casada con Enrique II, rey de Inglaterra y madre de Ricardo y de Juan sin Tierra - hacen de la Abadía, de por sí, un lugar mágico.

Durante nuestra visita estaba presentándose en un amplio salón del segundo piso una muestra fotográfica de las más importantes abadías del mundo. Todos edificios imponentes, ubicados en lugares aislados y privilegiados, mudos testigos del tremendo esfuerzo que hubo de desplegarse para construirlos, y cuya sola presencia trasladaba nuestra imaginación varios siglos hacia atrás, pensando en lo que ocurriría en las mentes de quienes las idearon, proyectaron, financiaron y construyeron. Ahí estaban Mont-Saint Michel, el monasterio de San Simeón en Egipto, la Abadía de Westminster en Inglaterra, la de Noirlac junto al río Cher, entre muchos otros, pero también fotografías de Al Deir en Petra, Wat Phra Doi Suthep en Tailandia, Erdene Zuu en Mongolia y Kizhi Pogost en Carelia, Rusia. ¿Qué potencia tienen las ideas religiosas para que tantas voluntades se unan para construir esas abadías o monasterios, poner los recursos necesarios para ello, pero, por sobre todo, para habitarlas? ¿Qué fuerza interior generan las creencias religiosas capaces de desatar tal energía en las personas para que instalen esas abadías en lugares tan apartados, muchos de ellos inaccesibles y tantas personas hayan querido vivir ahí a pesar de todo?

Richard Dawkins, el biólogo evolucionario británico, así como Charles Boyer, antropólogo evolucionario francés ("Religion Explained") dirían que ello se debe a que las creencias religiosas, esto es, la creencia en seres sobrenaturales con especiales características, tienen una capacidad asombrosa para "infectar" nuestro cerebro. Esa es la capacidad para pasar de una mente a otra. Se trata de información "cultural", o sea, información que no está encriptada en nuestros genes - como lo está nuestra capacidad para aprender a hablar, para ver en tres dimensiones o para generar la aparición del deseo sexual durante la pubertad -, y que, por lo tanto, es transmitida por aprendizaje, imitación o enseñanza. Dawkins llama a los elementos más esenciales de información cultural "memes" porque su pronunciación en inglés rima con "genes". Estos memes son los que componen las normas morales, legales y penales, las teorías científicas, las obras de arte, las tecnologías, las herramientas y todas las demás obras humanas. Boyer opina que el meme religioso tiene ciertas particularidades que lo hacen que sea muy "infeccioso". Opina que las ideas religiosas activan toda la maquinaria inferencial de nuestra mente, particularmente aquella que desata nuestras emociones, nuestros sentimientos morales y nuestros lazos de cooperación con otros.

En efecto, nuestra mente está siempre dispuesta a adjudicar "agencia" a los eventos que observa, o sea, siempre está dispuesta a suponer que éstos suceden por alguna intención, y las creencias religiosas hacen justamente eso, adjudican agencia o intención a seres sobrenaturales. Además, las ideas religiosas "enganchan" bien con nuestros sentimientos morales, tienen que ver con ellos y nuestras reacciones morales a diversos eventos. Asimismo, las ideas religiosas activan nuestros mecanismos de psicología coalicional - ellos o nosotros - base fundamental de nuestro desarrollo como comunidades y de la distinción amigo-enemigo, necesaria para la sobrevivencia. También, las creencias religiosas incluyen normalmente a los muertos como agentes especiales, lo que gatilla en nuestra mente categorías ontológicas conocidas - las personas - en que uno de sus atributos - el esatr vivos - ha sido violado, y eso es lo transforma en un agente especialmente "saliente" para la mente. Finalmente, las creencias religiosas incluyen ritaules y una separación entre lo puro y lo poluído, que tiene especial afinidad con nuestros sistemas inferenciales. Boyer dice que todas estas caraterísticas de las creencias religiosas hacen que la mente se sienta muy cómoda con ellas, y por lo tanto, dice que las creencias religiosas encuentran en la mente humana un lugar particularmente fértil donde desarrollarse. La persistencia de las creencias religiosas, de cualquier creencia religiosa, se explica, dice Boyer, porque la mente es el mejor caldo de cultivo que alguien pudiese imaginar para ellas.

No resulta tan extraño entonces, cuando uno vista Fontevraud, explicarse que haya habido el grado de religiosidad entre sus habitantes en los siglos XII, XIII o XIV, que estuvieron dispuestos a sufrir el frío del invierno, las dificultades de comunciación con otras regiones, las enfermedades y demás dificultades de una vida aislada del resto del mundo, y todo por mantener vivas sus creencias religiosas. La fuerza del "meme" religioso es una de las cosas que Europa nos recuerda a cada paso, y eso nos lleva a meditar de manera sistemática en el origen evolucionario de las creencias religiosas. Les recomiendo el libro de Boyer ("Religion Explained, The Evolutionary Origins of Religious Thought", Basic Books, 2001)

3 comentarios:

Andres Alemany E dijo...

Con el riesgo de mostrar mi falta de conocimiento en el tema y no haber leído a Boyer (de Dawkings he leído sólo resumenes y artículos) me atrevo a un par de comentarios y/o preguntas:
1. Sí la religión es un meme y ésta se expande por las necesidades del ser humano que mencionaste, ¿porqué practicamente en todas las culturas surge algún tipo de religión o veneración a ídolos, sin haber estado estas relacionadas, incluso habiendo estado aísladas unas de otras?
2. Creo interesante revisar las teorías de un periodísta: Malcolm Gladwell, autor de The Tipping Point, donde desarrolla la idea de la expansión de las modas. Y de un marketero: Seth Godin, autor entre otros extraordinarios libros, de The Ideavirus.
3. Quizás ya conozcas el sitio http://www.edge.org/ , de la Edge Foundation del Reality Club, si no, te lo recomiendo ahí se encuentran trabajos y discusiones de muchos científicos entre los que encuentras a Dawkings.
Andrés

alvaro dijo...

Andrés:

Justamente lo que dice Boyer es que lo que todas las religiones lo que comparten es la creencia en seres sobrenaturales: una montaña, la luna, los espíritus o un Dios único. Esos seres sobrenaturales y las religiones que los acompañan tienen, en general, 5 caraceristicas:
1.- Adjudican "agencia" o intención a esos seres, que es algo que la mente siempre busca hacer, adjudicarle la intención a alguien de cualquier cosa que ocurra.
2.- Activan nuestros sentimientos morales, (de cooperación u otros).
3.- Activan nuestros mecanismos de psicología coalicional (nosotros versus ellos).
4.- Utilizan a los muertos como agentes especiales, y
5.- Utilizan rituales y apelan a la limpieza o a aquellas cosas no polutas (los baños rituales, los bautizos, etc).

Todas esas cosas enganchan con nuestra mente particulamente bien y por eso las religiones aparecen tan fácilmente en sus distintas formas en todas partes. No se trata que la religión esté encriptada en nuestros genes, según Boyer, sino que las particulares características de los mecanismos inferenciales de nuestra mente facilitan su infiltración por conceptos de ese tipo.
Saludos,

Alvaro

Anónimo dijo...

Alvaro,
Interesantísimo. Pero, quiero agregar un par de consideraciones que me parecen importantes—me da la impresión que Boyer no vio lo medular.

Explicar por explicar, o “agenciar” según Boyer, entiendo que es el impulso natural de nuestra mente—quizás la función primordial: pensar. Particularidad que nos ha permitido sobrevivir de mejor manera; y por eso conservamos el atributo—Darwiniamente…

Pero, de ahí a sostener que el “agenciar” o pensar es lo que de manera fundamental produce las religiones, creo que es superficial—la cosa no termina ahí. ¿Por qué no decir mejor que el acto de pensar nos abrió las puertas a una infinidad de inexplicables, y que las respuestas que proponen las religiones logran tranquilizarnos cerrando la brecha?

Quizás, para mi gusto, a Boyer le faltó mencionar por ej. que encontrar una explicación a la muerte es de importancia capital para todos nosotros. La muerte es el evento más catastrófico para todo ser humano; sí, hay otros más catastróficos para algunos—los suicidas, y lo lamento por ellos.

¿Sicológicamente, cómo aceptamos que no vamos a existir eternamente?
¿Y si existimos eternamente—lo que es muy tentador; mucho más que los deseos de explicar por explicar, entonces qué?
¿Y la magia?

En fin, que con Boyer, siento que me quedé en la plataforma de lanzamiento del cohete…

Insisto, la brecha de los inexplicables, la tragedia fundamental de la muerte en particular, el hambre de magia…pesan en la gestación de las religiones…
¿El pensar por pensar? no sé…

Finalmente, mucho más interesante me parecería tratar de explicar la lucha entre los memes que representan las distintas religiones… y naturalmente, el haber viajado un ratito en ese cohete mágico…

Un abrazo.