viernes, septiembre 15, 2006

Reflexiones Educacionales Californianas

Montecito es un pueblo situado sobre la costa, contiguo a Santa Barbara, California, unos 140 kms. al norte de Los Angeles. Tiene el sabor español-norteamericano de toda esa zona, mezcla de la herencia arquitectónica que dejaron las misiones franciscanas del siglo XVIII, los nombres en español de las localidades de ese estado y la indudable influencia de la cultura norteamericana que llegó ahí a mediados de los años 1840.

El Montecito Inn, es un pequeño hotel construido en 1929 por un grupo de inversionistas encabezados por Charles Chaplin, y recrea el ambiente de esa época, obviamente complementado con los elementos tecnológicos actuales. Fue el hotel que inspiró la canción "There's a small hotel" con la que Frank Sinatra seduce a Rita Hayworth en la película "Sus dos Cariños", (en la que el otro carinño era Kim Novak), el mismo film en que se popularizó e inmortalizó la canción "The Lady is a Tramp" y "My Funny Valentine". Los comensales de su estupendo restaurant son gente que parece en general pudiente, y dan la sensación que son el tipo de personas con que se contactaba Ronald Reagan cuando vivía en California y disfrutaba de su rancho ubicado en las montañas sobre Santa Barbara.

Pero junto con eso, Santa Barbara es una de las sedes de la Universidad de California, con un departamento de física que atrae con regularidad a Stephen Hawking, y un departamento de Antropología que es la sede del Center for Evolutionary Psychology que lideran John Tooby y Leda Cosmides, dos autoridades del tema y quienes acuñaron el término "Evolutionary Psychology" en el mundo. De modo que Santa Barbara y Montecito tienen una mezcla de intelecutalidad y dinero tan propio de EE.UU., en un ambiente propicio para la innovación y el experimento.

Eso es lo que se observa en su ámbito educacional. Tuve ocasión de visitar dos colegios privados: el San Roque y el Santa Barbara Middle School. En ambos aprecié una atmósfera educativa distinta a la que estamos acostumbrados. Lo que más me sorprendió es la disposición a considerar a la educación como un permanente experimento y no como un proceso que se desarrolla de acuerdo a lo que está anotado en un libro. Por ejemplo, en uno de ellos me dijeron que uno de los cursos ¡estaba ocupando los días Miércoles para hacer surf! ¿Surf? Bueno, es cierto que hacían surf, pero lo que verdaderamente hacían era un curso de Oceanografía, con estudios de las corrientes marinas, experimentos sobre la formación de las olas, la temperatura del agua, y todo enfocado a desarrollar un trabajo predefinido durante todo el trimestre y a obtener resultados. En otro colegio me contaron que cada trimestre hacían un viaje de una semana en bicicleta o en kayak, en que se combinaba el paseo, con el estudio de la naturaleza, el posicionamiento satelital, la trigonometría, y otros temas relacionados, así como cursos de sobrevivencia en lugares apartados y la ecología de los lugares visitados. También, esos viajes daban lugar a un trabajo y un objetivo a lograr. Está claro que esos cursos no eran chacota, porque los padres no estarían dispuestos a pagar entre 13 y 19 mil dólares al año por tener a sus hijos en esos colegios teniendo la opción de tenerlos gratis en los "public schools" existentes.

Esos colegios se ven a sí mismos como "facilitadores" del aprendizaje que los estudiantes desean tener, porque les parece obvio que no pueden limitar a sus alumnos a los conocimientos del profesor, que son claramente insuficientes a esos propósitos en el mundo en que vivimos actualmente, y, por lo tanto, se preocupan de poner a disposición de sus alumnos los elementos que les puedan servir de guía a sus intereses. La educación la consideran un proceso de constante experimentación, porque saben que no existe un único método para que ésta sea exitosa. Esta es una aproximación opuesta a la que existe en nuestro país, donde el ministerio de educación pone las pautas de lo que se debe enseñar, las horas de clase por materia, las materias que se deben incluir, etc. El tema de la disciplina en esos colegios se trabaja sobre la base programas de discusión que ellos llaman "agreements and expectations" (acuerdos y expectativas) en los que discuten las cosas que se pueden hacer y las que no, se le da un sentido a lo que se considera inadecuado, y se logran acuerdos de comportamiento al respecto.

Sin entrar a la discusión sobre las políticas públicas necesarias para desarrollar una buena educación, ni si ese tipo de educación se puede aplicar o no en Chile, y ni siquiera si es buena o mala, quisiera rescatar la importancia de considerar a la educación como un proceso intrínsicamente experimental, como punto de partida para el debate que queramos hacer respecto a la educación, e independiente de si podemos actuar acorde con ello o no.

Después de esa visita a Santa Barabra-Montesito y apreciar la sofisticación del lugar, el buen clima y las extraordinarias playas y acantilados con que está provista, vuelvo a decir que, en algunos sentidos, California sigue siendo la "tierra prometida".

4 comentarios:

Gabriel Bunster dijo...

Que interesante. Apareces al leer estas líneas como un explorador de avanzada que nos traes vistas de territorios de donde podemos aprender cantidades de cosas de como hacer mejor, en este caso la labor de educar. No tocas el punto pero me da la impresión que al estudiar de la manera que lo hacen es ese colegio, la emoción en que están tanto profesores como alumnos es otra completamente a la que estamos acá en Chile en nuestras tradicionales clases. Sin duda hay buenas ideas en lo que nos traes que espero se propaguen.

Andrea Brandes dijo...

Alvaro
Leo tu artículo y me baja frustración por nuestros niños,y más allá de ellos, por el tipo de sociedad que refleja el tipo de educación que tenemos.
Occidente va a poder dar la pelea contra los asiáticos, persistiendo en aquello que ha sido la piedra angular de su sistema de vida: su inventiva y capacidad de innovación. Mientras los asiáticos son buenos copiadores y productores a gran escala, Europa y Estados Unidos han continuado con su tradición académica y científica, marcando el rumbo de la modernidad. Es para esto que los gringos están preparando a sus jóvenes. No los preparan para ser repetidores. Les dan las herramientas para la apertura de pensamiento, que hará que algunos de ellos hagan grandes aportes.
Nuestra educación no es ni chicha ni limonada. De un sistema arcaico y poco imaginativo como el nuestro, no salen ni buenos repetidores ni menos, buenos creadores.

Andrea Brandes dijo...

Ya pus Alvaro, escribe, te echamos de menos!!!

Anónimo dijo...

Que pasa alvaro, extrañamos tus articulos......

se despide Israel Muñoz